Generalmente, cuando tenemos experiencias favorables y además convincentes, creemos que podemos apoyarnos en ellas para proseguir adelante, pues crean un clima saludable y seguro. Sin embargo, casi todo es temporal, y, como las diez plagas de Egipto, una serie de calamidades surgen porque sí y te rompen el alma y te vuelves incapaz. Son males que caen sobre ti y solo después de atravesar el desierto te abandonan. La sabiduría es grande, pero el dolor terrible. Y la vida se torna insegura y desconfiada la colindancia. Las personas solemos ser injustas y giramos en un concurrido relativismo desde que amanece ya apetece. ¿Volverá mi vida a sentir la inspiración de la santa poesía? Sin ti no soy nada, amor, como el bolero.
Dios es confianza, su verdad es absoluta y ha prometido ser amigo en cualquier circunstancia. Dará un giro total a tu condición y como Job: “Olvidarás tus sufrimientos por completo, y si acaso los recuerdas, será como recordar cosas sin importancia. Tendrás una vida sin desavenencias mentales. Adiós a las noches desveladas. ¡Tus pesadillas más horribles se convertirán en dulces sueños”. Job 11:16. Amén.
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