Hasta ayer no digo que fuese feliz; no vuelvo a la locura de Valencia, pero de viejo creí haber visto todo en este país (lo triste de morir y la mirada imposible de soslayo. Y los grillos de mi cabeza y el zumbido de mis oídos). Pero no.
Hasta ayer no digo que fuese feliz, pero casi (creí conocer todo lo humano que contiene bendito amor, santa la poesía, los ideales más solidarios y también algún fracaso aunque fuese en sueños). Pero no.
Y es que hoy no me di cuenta que es mediodía y no estás, o sea que me faltas tú. Y sin ti no puedo ser feliz.
Sublime.
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