Como las buenas madrugadas con el viento de cara,
como un duelo a muerte al sol,
entre las aguas de un mar y sus brumas
apareces cada día al alba pidiendo un poco de libertad.
(Una fuerza prodigiosa:
tu sonrisa y la esperanza,
tu mirada y el horizonte.
Todo nuevo cada día).
Como el aire puro del paraíso que empaña tu mirada
-lágrinas de crístal-,
suena franca tu palabra.
Tu alegría purifica mis penas.
No me busques únicamente cuando me necesites
habita en mí
mientras te lo permita tu Dios.
Muchas gracias... (De nada).
Muchas gracias.
ResponderEliminarSalud.