lunes, 4 de enero de 2016

La tentadora irresponsabilidad.

Si de lo que se trata es de alcanzar la satisfacción vital digo no. No hay razón para el optimismo. Y a lo peor: me estoy quedando sin hija. La trapería de Kristel vende más trapos que siempre. Los porcientos son de escándalo. Si el ahorro familiar baja un 4,5 y las compras suben un 5% y los salarios ni suben ni bajan, siguen estancados, alguien miente. La niña de mis ojos se está quedando en los huesos. No tiene días de descanso ni contratan más personal de apoyo. Los amigos empresarios de Rajoy nunca lo vieron tan gordo y ya ni caben en su cintura los michelines.

Esto es consecuencia del consumo masivo porque sí. Consumimos sin poder evitarlo, incluso si no nos lo planteamos. Es comprar por comprar y gastar por lo mismo. Y los usureros tan felices y estupendos. Me cuentan mis informadoras que en el pueblo acaban de embargar el mismo inmueble por segunda vez. Sin comentarios. Dos familias embargadas por el mismo inmueble y dos hipotecas dejan más beneficio que una. Y el piso sigue siendo de los usureros. Que ya lo tienen a la venta por el valor de mercado a la espera de otra irresponsable familia. Inaudito.

Hay personas que llevan el consumo en la mirada: ni pensamientos sanos ni emociones que no tengan que ver con las rebajas de las traperías y otras comprometedoras miserias. Profundo malestar. Vamos en caída libre. ¿Despertaremos un día a la verdad? La mente es un laberinto (si lo sabré yo) pero no te das cuenta que lo es hasta que has comenzado a recorrerlo. A la mente le encanta asumir riesgos. Y a los usureros del mercado imperialista que los asuma.

Este mundo que nos han construido está lleno de luces que nos ciegan y solo buscan la manera de convencernos que las cosas innecesarias son imprescindibles. Y lo celebramos con alegrías. ¡Joder, dona, ahora sí que somos pobres de verdad!. Nosotros y no otros somos la traba o el impedimento a todas las posibles soluciones. De cómo conocernos y a partir de ahí volver a empezar ocupando en la historia el lugar que realmente nos pertenece sin pena ni gloria no sé. La tentadora irresponsabilidad nos está matando.

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