El coyote y la oveja.
Dizque un hambriento coyote
se estuvo una noche entera
dando vueltas al redil
de una manada de ovejas
sin que pudiera pillar
ni hacer presa de una de ellas:
Viendo inútil su trabajo,
sus vueltas y diligencias,
lo que no pudo por mal
pretende lograr a buenas.
Con halagüeñas palabras,
escondiendo su fiereza,
llégase astuto a la cerca,
y llamando a la más tierna
entabla conversación,
diciéndola: "dulce prenda,
si vieras cuánto yo siento
y cuánto es grande mi pena
el veros tan abatida
a ti, y a tus compañeras,
sin libertad ni placeres,
siempre encerradas y presas,
sujetas solo al capricho
del pastor que os gobierna
sin que podáis disfrutar
vuestro derecho, con franqueza
para saltar por los montes
y pasear por las breñas...
No lo creyeras, mi bien;
más te digo con llaneza
que no se encuentra otra dicha
que se le asemeje a esta.
Mira, toma mi consejo,
que es de mi amor una prenda:
"mañana por la mañana
luego que os abran la puerta
y al prado el zagal os lleve,
atrásate con reserva,
escápate de su vista
corriendo al bosque ligera
que yo allí te aguardaré
con mis brazos en tu espera
y con esto lograrás
salir una vez de penas".
Engañada la infeliz
creyó a la inhumana fiera.
Luego que al campo salió
de su rebaño se aleja
hasta llegar donde estaba
el infame que aconseja.
Y entonces, ¿qué sucedió?
lo que era muy natural:
que al instante se la almuerza
y da fin a su maldad.
"Consejeros de esta especie
hay muchos que con pretexto
de libertad y de dicha
encubren un fin perverso".
Rafael García Goyena, poeta, falleció el 9 de noviembre de 1823.
...siempre buscan un fin perverso (hablo de los políticos...)
ResponderEliminarSaludos
En que más beneficia sus espurios intereses (yo también hablo de los políticos). Muchas gracias.
ResponderEliminarSalud.