Sopas de ajo.
Cuando el diario suculento plato.
Base de toda mesa castellana,
gustar me veda el rígido mandato
de la Iglesia Apostólica Romana;
yo, fiel cristiano, que sumiso acato
cuanto de aquella potestad emana,
de las viandas animales huyo
y con esta invención las substituyo.
Ancho y profundo cuenco, fabricado
de barro (como yo) coloco al fuego;
de agua lo lleno: un pan despedazado
en menudos fragmentos le echo luego;
con sal y pimentón despolvoreado,
de puro aceite tímido lo riego;
del ajo español dos cachos mondo
en la masa esponjada los escondo.
Todo al calor del fuego hierve junto
y en brevísimo rato se condensa,
mientras de aquel suavísimo conjunto
lanza una parte en gas la llama intensa;
parda corteza cuando está en su punto
se advierte en torno y los sopones prensa,
colocado el cuenco en una fuente,
se sirve así para que esté caliente.
Ventura de la Vega, poeta, falleció el 29 de noviembre de 1865.
Bien preparado...
ResponderEliminarSaludos
Es tiempo... Me encantan las sopas de ajo. Muchas gracias.
ResponderEliminarSalud.