lunes, 9 de noviembre de 2015

Resilencia.

Nos extrañamos.

Tú me extrañas y yo trato de no pensar en ti... Te extraño como a una extraña. Como se extraña la vida te extraño. Uno vive o sobrevive y sin saber por qué una noche se acuesta y extraña la cama.

Un sentimiento sincero echa andar y no se sabe ni tiene explicación. Hay emociones que forman parte de nuestra vida. Otras emociones aparecen de soslayo y atizan el ánimo y se adueñan del pensamiento que acompaña la perturbación somática. Son emociones que te hacen brincar de alegría; se clavan en el alma y te impiden sentir miserable. No puede ser malo que me extrañes...

Te extraño.

Pasa el tiempo y me extrañas,
las manos te tiemblan: temes quedarte sola.
Quién sabe dónde me encuentro...
Quién sabe a qué distancia...
El mar nos une pero no se presta,
ni el mismo cielo se presta.
¿Nos hemos de extrañar toda la vida?

Estamos a expensas de los caprichos del sol.
Si coincidir en el tiempo,
además, coincidir en el horario.
(Complicado).
Sin más amargura lo dejo.
Digo lo dejo por hoy.
La esperanza queda.

Yo también te extraño.

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