martes, 17 de noviembre de 2015

Nadie es culpable.

Entre nuestras verdades incontestables, la vanidad y lo estupendo que somos ya de nacimiento no existen diferencias. Por negar negamos la realidad de los hechos. La verdad sin contrastar y todo lo demás que Dios nos coja confesados. Sería mejor no llegar a estamparnos contra la farola para que sordos y atarantados adónde ir que nos quieran. El amor como única verdad y valorar los ejemplos sanos, positivos, legítimos, realistas, razonados y con sentido común. Sí a la autoestima, pero no hasta el punto de mirar a los demás por encima del hombro que tanto empequeñece y humilla. El crecimiento personal no interesa si no es humano. Llegó la hora de pasar de las palabras a los hechos con la clave de nuestra colindancia. Discriminación positiva hacia la mujer. A igual faena igual salario: Un hombre no es más que una mujer. De los empresarios amigos de Rajoy y las ETT estoy que los vomito. Explotación pura y dura. ¡Que les den!.

No hay como reconocer los terrores y, sin pedir perdón, porque no hay culpables, volver a la verdad, el amor y la santa poesía que es la vida. Si de pobres no salimos, no viene al caso ir perdiendo la salud por el camino. Es la hora de mirar atrás y echar bien las cuentas y dar los besos que no dimos. Ni febrero ni enero ni diciembre ni la próxima semana que vamos tardando. "Lo que puedas hacer hoy no lo dejes para mañana". Sabiduría del pueblo.

Nunca una victoria fue tan importante para mí. Me acaban de confirmar que hoy no dormiré la siesta solo... Un algo de mí y un biberón será la compañía: estoy impaciente. Reiniciaré mi mente absurda y mi corazón afligido, ni experiencias insalubres ni recuerdos mal llevados. Una bendita risa me espera. Y hasta aquí puedo contar. Nadie es culpable.

2 comentarios: