miércoles, 27 de agosto de 2014

Bendito tu vientre, Patricia.

Te prometo que lo he visto en tu mirada.
Ocurrió esta mañana al ver tu rostro de ángel
derrochando amor por Les Seniaes.

Tu alegría,
aquella felicidad;
tu atarantada palabrería acerca de la cuna y su habitación.
Y su pijamita que ya le has comprado
(eso me lo ocultaste).

Sosegada estaba la mañana.
Silenciosos los pájaros.
Los senderos extraviados y los naranjos ausentes.

Te prometo que lo he visto en tu mirada.
Descuidado su llanto
soltaba una lágrima que simulaba la vida.

El día aguardando su advenimiento
con luz que alumbra el milagro.
Yo me detengo ante ti:
Bendito tu vientre,
Patricia.

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