sábado, 23 de agosto de 2014

Entre bobos anda el juego.

El desempleo no se elimina bajando el salario de los trabajadores. Claro que no. La diferencia es mínima si se compara los que trabajan de los que no; diré que diez o quince días es la diferencia. Desde luego a fin de mes nadie llega.

El debate sobre el desempleo gira en torno a dos posiciones:

La primera, afirma que el desempleo se debe a la rigidez del salario, el cual, impide el funcionamiento del mercado de trabajo. Si el salario fuera flexible (a la baja), habría un equilibrio (oferta/demanda de empleo) y todo el que buscara trabajo lo encontraría. Esta explicación está asociada a economistas anclados en el pasado, para quienes los mercados tienen la capacidad de autocorrección si los salarios son flexibles. El desempleo (el exceso de oferta de empleo) se elimina bajando el salario que en equilibrio, según esta teoría, será igual al aporte marginal de cada persona adicional que trabaja. Bajo este punto de vista pareciera que el desempleo es voluntario, al considerar que la oferta de empleo esabiertasrgen de la demanda. Lo que no cabe duda, es que la baja de salario reduce el consumo. Las empresas venden, producen e invierten menos, aumentando el desempleo y forzando a una nueva bajada del salario creando un ciclo depresivo. Las consecuencias de este enfoque es más pobreza y desigualdad, que se consideran inevitables para reducir el desempleo y garantizar el progreso tecnológico ahorrador de mano de obra.

Y la segunda, considera que el desempleo es el resultado de una insuficiencia demanda de consumo, inversión, exportaciones, etcétera, y de una estructura errónea de la demanda de empleo, lo cual determina un crecimiento económico generador de pocos empleos y de muy mala calidad.

Bajo este punto de vista, los mercados no tienen la capacidad de autorregularse y el desempleo depende de factores que no se determinan en el mercado de trabajo, de forma que la demanda de trabajo de las empresas no es independiente de la oferta de empleo de las personas. Así, la baja de salario reduce el consumo y la demanda. Las empresas venden, producen e invierten menos, aumentando el desempleo que lleva a forzar una nueva baja del salario, creando también un ciclo depresivo. Esto refleja la paradoja del salario, según la cual, el salario es un costo a minimizar para la empresa a la vez que un ingreso a maximizar para las ventas en conjunto.

En las economías abiertas donde las exportaciones son importantes en la demanda total, una reducción salarial puede estimular las exportaciones y el PIB si no varía la productividad. Teorías de economistas basadas en experiencias cuyos resultados a largo plazo se concretan en una caída de la participación de las exportaciones en el PIB, en mayor desigualdad, pobreza y desempleo.

John Maynard Keynes, Milton Friedman, Friedrich Engels y su colaborador amigo Karl Marx. O Cristobal Montoro. "Entre bobos anda el juego", hablo de la obra de teatro en verso de Francisco de Rojas Zorrilla. De qué sino. Y del desempleo, claro. En fin, de cómo llegar a fin de mes sin trabajar, sin ingresos económicos. ¡Joder, dona, joder!. (Otro día hablaremos de amor).

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