domingo, 31 de agosto de 2014

No entiendo ni papa.

Claro que hay que ir con los tiempos modernos, no te puedes quedar atrás porque entonces está jodido. Con matices, lo acepto. Lo que no acepto es que vayas a una librería a comprar una tarjeta de felicitación y un sobre y la dependienta con cara de estupefaciente me mire como si le hubiera enseñado mis credenciales de identidad. Viejo sí, pero no de la Edad de Piedra, hermosa. ¿Qué pasa con las cartas de papel escritas y las felicitaciones? ¿Solo "emilios"? Y no es la primera vez que me ocurre... Una más de las razones por las que me estoy quedando sin amigas. Yo, y conviene que se sepa, siempre fui muy detallista con mis amigas y les enviaba una tarjeta de felicitación en las fechas señaladas. ¿Y ahora un "emilio"? No es lo mismo. Es una lástima que se hayan pasado de moda los tiempos del correo ordinario. Pues claro que vivimos la era digital y apretar el teclado es la mar de simpático y rápido, pero no es lo mismo. No. Ganamos en rapidez pero no en humanidad. ¿Y la grafología? Una carta de papel es un sentimiento y el "emilio" un "spam". Hemos desconectado el alma de la palabra. La esencia humana. Incluso la presencia física. Y no digo del WhatsApp, Facebook y etcéteras que no entiendo. Sin embargo, eso no quiere decir que no haya excepciones que confirmen el despropósito. Hablo del médico que me dio el alta en el hospital: ahora tengo que quedar con la Dama que vela mis sueños para que me explique qué pasó, por qué amanecí de aquella guisa y sin memoria... No entiendo ni papa.

2 comentarios:

  1. Yo no entiendo ni jota. Tu perdida (con acento) de memoria y mi escasa cordura obnubila mi mente y me deja en blanco.

    (Las cartas tambien sirven para conocer la letra bonita de la gente).

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  2. El alta hospitalaria que me dio el médico me lo escribió de puño y letra y necesito traductor. Eso es todo. Beso.

    Salud.

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