Estoy agotado y sin inspiración, por ello, he decidido reconducir mi oficio de escritor en una casa de corrección; de soslayo se queda: él sabrá qué hacer.
Me adentraré en una comunidad muy renombrada de pecadores, en ella meditaré piadosamente sobre mis anomalías y demandaré al bondadoso Dios otra existencia más acorde con mi intelecto. He dedicado demasiado tiempo a escribir majaderías y eliminar pequeñas muestras de ingenio que supuestamente creí tener. Despilfarré vida escribiendo preocupado de perder lo que necesariamente debiera haber tenido y nunca estuvo en mi ni fue mío: hablo de talento, así que es imperativa mi partida.
Al grupo de mortales al que pertenezco solo se nos permite leer y escribir cosas ficticias. Espero, pues, en esta casa de corrección estar a la altura y aprender a escribir, aunque solo sea en mi desmañada imaginación.
PD. En mi ausencia no crean todo lo que les digan, a no ser que sean consejos de difamación y blasfemias propias de escritores con talento. Muchas gracias.
¿De soslayo se queda a escribir? Bien, me llevo mejor con el que con el dueño de este blog. Si aprendes algo psss lo compartes, ¿No? Vale.
ResponderEliminarDe momento estoy de camino... No digas nada de lo que te puedas arrepentir. Beso.
ResponderEliminarSalud