sábado, 30 de agosto de 2014

Déjame.

Déjame que mi última palabra
suene a esperanza,
a cuando era joven
y con mi último suspiro
cubría de pétalos de rosas
los caminos por donde pasaban
las mujeres más bellas.

Déjame que mi última palabra no suene a rancia,
a vieja, a pasado.
¡Por favor!,
no me trates de usted:
No me eches a perder,
Que duele.
¡Joder si duele!.

Déjame seguir contanto historias,
mientras no se apague mi memoria.
Déjame abrirme en canal y
herirme con el alma de una dama
que me deje mirarla a los ojos
y sorberle su sonrisa de aire fresco de madrugada.
Déjame robarle de soslayo lo que me quiera regalar.

Y déjame decirle a quien me lee en silencio,
que guardo todas sus muecas
y miradas descuidadas.
Que hoy sé de presagios
más que de realidades.
De tenerla entre mis brazos.
Aunque jamás le diga te quiero.

4 comentarios:

  1. Que te dejen, ¡Por todos los cielos! para que tus palabras sigan embriagándonos el alma.

    Un cálido abrazo, lindo fin de semana.

    ResponderEliminar
  2. Lindo finde también para ti. Muchas gracias. Beso.

    Salud.

    ResponderEliminar