De nuevo, y ante el repunte de violencia machista (tres mujeres asesinadas en tres días), volvemos ¡vaya por Dios! qué no haría esa mujer para que un hombre tomara las de Caín. El asunto es ese y no otro: la mujer siempre culpable porque al final es la que muere. Tanta impunidad es incomprensible. Si ampliamos la mirada lejana y analizamos el machismo anclado en los mismos cimientos de la sociedad, quizá saquemos alguna conclusión que de luz a la tragedia. ¿Qué relación existe entre la sociedad civil y una mujer maltratada? Seamos valientes y dejemos el asunto en manos de los que cobran y su colindancia cercana: políticos, psicólogos, policías, jueces, vecinos sordos, compañeros de trabajo, o la amiga del alma que justifica el miedo. Seamos valientes y demos una respuesta contundente.
La violencia de género recurre a la intimidad pero las señas son tan evidentes que llegan a un punto en el que ya no se puede alegar desconocimiento. ¿Aislamos a la mujer o encarcelamos al maltratador? Los dos son incompatibles. Conviene aclarar de parte de quién estamos... La respuesta no admiten demora.
Excelente artículo....
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