sábado, 27 de agosto de 2011

¡Voluntad política solidaria!

Esta mañana, tomando café en el bar de la esquina, y esperando pacientemente que el pesado de la página de los deportes acabara de relamerse por el triunfo de ayer del Barcelona y el camarero amable me trajera el periódico, descubrí que en la mesa de al lado se encontraban dos mujeres de mediana edad... Como que es cierto que el que espera desespera, puse atención por si un aquél interesante decían las dos señoras... Y a una le oí decir: "Esto que te voy a contar nada tiene que ver con que se acerquen las elecciones y te quiera pedir el voto, que si yo me presentara, pero no". Hecha la aclaración continuó: "Convergència i Unió", le dijo, que no solo con palabras, también con hechos, que ahí está la clave de la solidaridad. Hay que converger y unir nuestras fuerzas". (De ahí lo de "Convergència i Unió", supongo).

A veces una breve introducción entre amigas, da paso a la acción oral y con ella la mañana.

-No te imagino metida en política, le contesta la otra.
-No hablo de política sino de evangelizar el mundo. Que no te enteras...

Diré algo: la visita del papa a este país, romperá más relaciones de pareja que las vacaciones de verano.

-La Palabra de Dios y su mensaje evangelizador. La coherencia entre lo que se dice y lo que se hace.

Cada día entiendo menos a este país y su ciudadanía... De un tiempo a esta parte todo les parece milagroso. Va a ser la crisis. Con decirles que en la mesa de algunas familias de poco postín se vuelve a dar las gracias a Dios por los alimentos recibidos... Y vale que si una hija encuentra un puesto de trabajo parece un milagro, pero no lo es. Lo parece, pero no lo es.

-Es tiempo de fe, también para recordar lo que dijo Pablo, Juan y otros.

Yo no veo a este país (aún) a las puertas del misterio pidiendo amparo. No, no lo veo. Aunque cada vez duda más. Eso también es cierto.

-Nuestra misión es contagiar a los demás con discurso y acciones: "Quiera Dios que pronto venga...".

Llegado este punto estuve a punto de intervenir pero mi buena educación me lo impidió. Porque esa canción me suena, la cantaba Conchita Bautista y era muy bailable. Y lo que esa buena señora le decía a la otra por cierto sumida en el más profundo silencio también me suena. Yo no siempre fui viejo, y cuando no lo era, iba a la escuela, y los domingos de guardar, salíamos con un bote a pedir por las calles para los niños de África que se morían de hambre y enfermedad (disculpen la redundancia). Es una tragedia, y a Somalia me remito, pero son muchos los países que tienen hambre de pan y justicia en África. ¡Alimentemos África, y luego, ya cada cual que rece el rosario!. El asunto es bien fácil, y nada tiene que ver con una religión cualquiera, sino con voluntad política. Nietzche dijo: "el verdadero mundo es esta realidad palpable rebosante de primigenias fuerzas universales y de vida, es en esencia la voluntad de poder...". Entonces, y mientras no haya voluntad política, no podemos esperar cambios acerca de la posibilidad de erradicar el hambre y la enfermedad en el mundo. El poder político y económico gobiernan el mundo ayer, hoy, y siempre. ¡Voluntad política solidaria!.

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