miércoles, 17 de agosto de 2011

Ojo por ojo

Será mi cabeza desbaratada de tanto pon, pon, pon y pon de nunca acabar. Que ni la Magdalena y su santa paciencia lo aguantaría. Pero tengo la impresión, quizá porque no estuve demasiado atento o centrado, que el paracetamol a cantidades industriales pudiera perjudicarme seriamente la salud, este domingo de procesión del Cristo de los desamparados han hackeado, pirateado, o como se diga mi ordenador libre de todo pecado. El asunto es fácil, alguien se ha metido en mi ordenador y ha copiado o robado toito to lo que tenía guardado como mi mejor tesoro. Lo sé por mi informático de a cincuenta euros la mirada, y luego Dios dirá... dirá si me robó la información, o la copió y se la llevó, y lo que me costará un ordenador nuevo... Fue hoy al calentar el ordenado para echarlo a funcionar cuando enseguida por el sonido ya supe que algo raro le pasaba... Que un sonido diferente de mi ordenador no me pasa desapercibido. A duras penas se encendió, pero la bandeja de entrada la tenía patas arriba con mis correos por todo el suelo. Correos de no desvelaría por nada del mundo. Tranquilizado al cabo de un tiempo, y buscando una explicación que me rebelara la verdad o simplemente dar una pista para deshacer el entuerto: ché, y enseguida me di cuenta que era cosa de ella. Que, vengativa, me devolvió, la visita en un descuido. Ojo por ojo, pensé. Quizás ustedes no saben, claro, de qué... Lo cierto es yo no soy lo que parezco, hoy soy de mucho fiar, pero hubo un tiempo que no. Me dedicaba como ilegal en busca de información privada en los ordenadores de mis amigas, por cierto todas idas, ay, y entre carpeta y carpeta, entre correos enviados y borrados, elegía los más interesantes para luego chantajearlas. A todas las chantajeé con la información que más me interesaba, principalmente critiqueo, amores, desamores, qué sino. Que a mí los asuntos de intendencia de cada no me interesan. Y pude enterarme de asuntos impresentables, pero también de sentimientos del corazón. Sea como fuere, con todas logré mis propósitos. Digo a todas y no. Que hubo una que no pude. Entrar en su ordenador sí que entré, pero lo tenía con doble seguridad a base de candados con clave numérica, y no pude pasar de un circuito que me guiñaba el ojo de manera insultante. Pero como notó, que así me lo dijo, que alguien había entrado en su ordenador y que vaya disgusto que tenía, porque ella y yo éramos amigos del alma, y eso se cuenta de buena fe a los amigos del alma. No me pude resistir y me atreví a hacerle chantaje como si supiera de sus sentimientos más sinceros. Buena la hice, lista como un rayo, me descubrió y lo que sucedió luego prefiero que quede entre nosotros. En ese momento me di cuenta que la había perdido para siempre. Le pedí perdón, hice lo imposible para que entrara en razón, le rogué, le pedí por la María que no me abandonara, que sin ella... le dije... Hoy, y en este mismo instante, por cierto, día de su cumpleaños, (¡Felicidades!), estoy seguro que fue ella quien anduvo a sus anchas por mis carpetas y todo lo demás que guardo en mi ordenador. Lo cierto es que se lo podía haber ahorrado, porque la mayoría son suyas. Pienso ahora... quizá ya ocurrió y somos amigos del alma para siempre ¿? Víctima de ti, como tú de mí, a pesar de los pesares y algún descuido, te pido una vez más que me perdones... Sino beso, amiga del alma, que pases un día muy feliz.

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