viernes, 12 de agosto de 2011

A quién se le ocurre...

"Un descuido, un silencio, un lamento... y donde había vida, inesperadamente llegó la muerte".

Ayer había quedado -que dicen mis hijas- con una amiga en el hospital -, nada importante, gracias, aunque las mujeres todo lo magnifican-, si acaso un poco de aquella manera: culpable la anestesia. Pero el trajín de un hospital te hace pensar lo que nos estamos perdiendo con las prisas y todo lo demás que esta sociedad ha creado al margen de la vida. Todos y todas vamos de cuando en vez a un hospital, obligados unas y de visita otras. Y saben qué les digo, no estaría mal que fuéramos a ver y a contemplar, a valorar y a sopesar con la balanza de las probabilidades la vida a un hospital. Lo fácil, a veces, es echarle la culpa a Dios, a un descuido divino porque esa noche anduvo hasta el amanecer de caricias con la María haciendo realidad su sentencia de amarse los unos a los otros... Y mientras, se le escapa la vida a un inocente... La mayoría pensamos que ya iremos de visita o a la fuerza cuando nos llegue la hora... Y sí, que por la misma razón yo deje de ver los informativos y leer la prensa. La realidad es desoladora, pero no deberíamos perderla de vista. Quizá para hacerle justicia a la vida. Tengo escrito por ahí que después de una grave enfermedad se valora más la vida, como al amor después de un desamor... Ayer, luego de que una enfermera me hiciera salir de la habitación de mi amiga para hacerle unas curas, di un garbeo por el hospital y vi de todo ¿? algunos tristes resentidos y desolados, arrepentidos hijos de los excesos. Otro descuido. Y mucha felicidad por un amor recién nacido. Sea lo como sea, y lo diga quien lo diga, aquí no hemos venido a sufrir. Tengo dicho por ahí que corren malos tiempos para la vida y el amor, y ya puestos, también para el respeto y la justicia. Para la levedad de lo cotidiano. Tan perdidos e intolerantes estamos y no nos damos cuenta que se nos va la vida como si no pasara nada... Seguimos sin aprender de nuestros viejos errores. Hoy, un viernes a las puertas del deseo, un poco de contemplación nos vendría de perlas, que ya somos muchos los que estamos hartos de injusticias, corrupción, impunidad, delincuencia, indiferencia, y todas las pobrezas juntas, incluida la del desempleo. Mi amiga está estupenda, lo de hoy no es un lamento, pero sin ideologías ni fe, huérfanos de sueños, de amores verdaderos y esperanzas, no vamos a ninguna parte... O somos o no, humanos quiero decir. El problema no es la muerte sino la vida que llevamos. Justo cuando creíamos que sabíamos todo lo que había que saber, se nos ocurre derrotar al amor... ¡Estúpidos!. Y eso que Facundo Cabral dejó escrito: "Hay medio mundo esperando con una flor en la mano y la otra mitad del mundo por esa flor esperando".

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