lunes, 15 de agosto de 2011

Miserables

"Aspiremos al bendito amor practicando todo lo que conlleva, sino, ¿de qué carajo nos quejamos hipocresía".

Háganme caso, ustedes no se disfracen. No se enseñen tan cual son en la intimidad de su hogar, salgan a la calle como les sale de las entretelas. Que son gente honrada y saludable; verán que es revelador el personaje de tragedia y miseria con el que les visten. Hablo de su comunidad que fijo es parecida a la mía.. Hablo de la necesidad que tienen algunos de tergiversar la verdad con el apaño y el amaño en su nombre... Vecindad de pandereta, ¿acaso no se ve tele cinco en sus casas? Ambiciones de protagonismos en beneficio de lo más miserable del ser. Esto no es un tango ni un bolero, es la verdad que se explica con la cara de ir a misa los domingos, todo lo demás es puro romanticismo... Tal es la praxis de nuestra colindancia ciudadana, que las apariencias se guardan disimulando el fondo con la forma. Por eso, el eufemismo en el comportamiento que triunfa en nuestra comunidad, es un compromiso con el mal... Recuerdo un examen que le hicieron a mi hija donde le preguntaron por La Santa Inquisición y no sabía. La suspendieron, evidente. Yo, simplemente le dije: se nota que poco has vivido. Soy persona que no siempre soy capaz de controlar mis instintos con la palabra escrita quizás indómita... quizás, quizás, quizás, como la canción. Quizás ignorante de las formas... Pero no se me ocurriría siendo invitado, poner las patas de atrás sin pudor ni vergüenza encima de la mesa donde me dan con naturalidad y afecto un plato de lentejas para compartir... No basta rezar, hay que amar y respetar al prójimo como a uno mismo.

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