martes, 2 de agosto de 2011

Hablo de cosas que suceden

A veces suceden las cosas cuando ocurren... Quiero decir que no nos damos cuenta de que ocurren hasta que suceden... Hablo de cosas que suceden. Ay, no tiene sentido lo que escribo ni siquiera para mí. Ni sé porque lo escribo, ni lo que quiero decir... Igual fue mi ordenador que hoy le dio por ordenarme como tantas otras veces, o mi inconsciente. Escribir al libre albedrío, escribir por escribir, escribir sin ganas es una falta de respeto. Mejor no escribir. Sí, claro, pero ya está escrito, el daño ya está hecho, así que debo darle algún sentido a esto, cosa o lo que sea. "Austeridad". Eso es, me viene como anillo al dedo la palabra austeridad para intentar darle sentido a tanta palabrería junta. La cosa es que ayer ayer vi por la tele a una señora muy elegante ella (sí), con el pelo rubio manchego para más señas, enjuagarse la boca con la palabra austeridad. Parecía convincente... digo, era muy convincente una señora con su austeridad en la boca... Entonces, y no sé por qué, de repente dudé de la palabra austeridad, y, como a veces susceden las cosas cuando ocurren, qué mejor que el diccionario de la RAE para aclararme la duda. Dice la RAE acerca de la palabra austeridad: "Mortificación de los sentidos y pasiones". Fue cuando me quedó claro clarito lo que quería decir una señora elegante de pelo rubio manchego con su enjuagarse la boca de austeridad. No, que no nos mortifiquemos los sentidos y las pasiones, que ella no se va a bajar el sueldo, que 223.000€ no dan pa´na, que se lo va a subir, y también a sus asesores. Que es a los funcionarios a los que se lo va a bajar. (¡Qué estupidez!. Hoy uno no da pa´más. Disculpen).

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