Toda promesa tiene un propósito para alcanzar sus objetivos, y según pasa el tiempo (el tiempo) nos vamos adaptando a las circunstancias hasta alcanzar uno de esos objetivos: primero el uno, luego el dos... Si a la promesa le quitáramos la parte de mentira que toda promesa tiene... Francisco de Quevedo, dijo: "Nadie ofrece tanto como el que no va a cumplir". De conocer de antemano lo que cuesta incumplir una promesa... A veces te prometen lo que de antemano saben que no van a cumplir... Las promesas traen cambios inesperados, se cumplan o no. Si se cumplen... se cumplen con el vaticinio de la buenaventura y si no se cumplen... te delatan y abrazas el porvenir (si viene) sin lograr la verdadera trasformación. Los auténticos cambios trastornadores no son cosméticos, tienen su epicentro en el corazón. Los cambios auténticos alumbran a quien debe estar, y sepultan a quien nunca estuvo. Un dicho popular afirma: "no valores el trabajo hasta que acabe el día y la tarea esté hecha". Incumplir una promesa te llena la cabeza de incertidumbres (sonrisa descarada y silencio, qué poco has aprendido) con final doloroso. Una promesa echó a andar y tuvo reconocimiento, tuvo voz, y ninguna razón para incumplirla... (Las lágrimas más amargas que se derraman sobre nuestras tumbas son por las palabras nunca dichas y las promesas incumplidas). Gracias.
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