Por más caricias de emergencia en un banco del parque, por más miradas de soslayo provocadas al doblar una esquina, en realidad siempre volvemos al primer amor que fue. Abraham Lincoln, dijo: "Siempre me ha parecido que la clemencia brinda mejores frutos que una justicia nebulosa". Oh, amor, por la calle finges estar mal cuando tienes montado un plan para volver y volver. Sabes que hablar con quien no puedes olvidar, te salvaría la vida. Vida material y espiritual. No estoy diciendo que tenemos dos vidas independientes, tenemos cuerpo y alma, y al conjunto de las dos le llamamos persona. Duele el cuerpo, duele el alma, duele el olvido, y duele la soledad impuesta que tanto nombro. Oh, amor, el dolor compartido es más liviano. Escribo a vuelapluma y no sé si voy demasiado lento. Acabo de llegar del hospital con mi esposa (la salud, casi bien... de tu parte, gracias) y me cuesta escribir. Me mantiene el recuerdo de que algún día fui joven y fui fuerte y mi mente tenía razón. Como tú, estoy yo, estamos todos los que tenemos la suerte de llegar a viejos para contarlo... En la edad de la autoestima, la sabiduría y los consejos, la perversión de los años se hace insufrible, y mortal, si por miedo a sobrevivir, no lo intentamos. (Claro, el suicidio es un tema que acabaríamos tocando, pero lo dejaremos para otro de soslayo menos desolador). Gracias.
No hay comentarios:
Publicar un comentario