Tras ser despojados de sus carnes por haber consumado en pecado su amor, pidieron a Dios que les concediera el perdón. Fundir la carne de enamorado no puede ser pecado. A través de la insuficiencia que reside en el mundo de los enamorados Dios acepta el perdón rogado que requiere obrar un milagro con los enamorados y sus actos impuros, además de excluir la fornicación del listado de los pecados mortales. Pero el amor de algunos enamorados es un amor lento, lento, tan lento que la santa poesía lo deja ir añadiendo un amargo mensaje: la deprecación se ha denegado. (El amor no es odio, por fina que sea la raya). Dios ayuda a quien ayuda y algunos enamorados no ayudan ni se ayudan, se calientan en la hoguera del amor ardiente y se dan a la lujuria. (Una cita al caer la tarde es amor de una noche de verano). Los enamorados no se mantienen castos, lujuriosos se abandonan, no tienen un proyecto de fe en Cristo. (Salir del manicomio para entrar en el cementerio es lo más estúpido que vieron mis ojos). "Las cosas que se van no vuelven nunca, todo el mundo lo sabe y entre el claro gentío de los vientos, ¡es inútil quejarse!. Sin ningún viento, hazme caso corazón, ¡gira corazón!". (Federico García Lorca). Gracias.
No hay comentarios:
Publicar un comentario