Mañana será diciembre y sigue habiendo personas en permanente conflicto consigo mismas, despreciando los sentimientos de un supuesto ser amado. Un supuesto ser amado solamente alucinó en su mirada... Eso es nada, y "nada es nada", ahora que ha salido a la luz el secreto peor guardado. Noviembre se acaba, se apaga, se muere sin reconciliación. Qué manera de darse al olvido (y no a los libros, estúpida). Anestesió los sentimientos para que no amaran a su alma gemela, a sus propios ideales, negándose otra oportunidad. ¿Y ahora? Ahora y siempre restó más que sumó. Quien la quiso, aun sin merecerlo, la invitaría a pensar qué motivó su incomprensible fobia. Algo causó ese mal y aparenta lo contrario. Su fuerte, las apariencias. También la invitaría a echarle un pulso a quien llama compañero, porque solo la valora por sus éxitos. Sería bueno de no ser malo, puesto que, en el lavadero municipal, ensucia su santa memoria. En el pueblo de Patricia se vive de las apariencias. Y qué sabe nadie lo que siente una compañera, y más ahora con su ausencia. Qué no daría por alejarse de la fobia con la que enfrentó el amor, la poesía y la familia. La familia, y los hijos primero. En fin, hoy es noviembre y mañana será diciembre. Si algo muere, algo nace. Hablo de quien porteará su corazón en bandolera hasta las últimas consecuencias. O hasta la última disculpa. "Los hombres amontonan errores en sus vidas y crean un monstruo al que llaman destino". (John Hobbs). Gracias.
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