Escribir el día en mi impagable soledad es la manera que se me ocurre para que mi norte, porque norte soy, no se desnorte. Un día de luz en medio de este caos existencial, un hilo de esperanza. Escribir el día me permite sortear el desconcierto de mi universo. A la vez aprendo a conocerme mejor. Me conozco mejor y no es que me comprenda, pero me conozco mejor y no me desagrado. Me apasiona leer y escribir. En la vida todo camino es recto ante los ojos del que mira, y cada cual anda el camino que cree que le llevará a un paraje cercano al éxito. La gente quiere más de lo mismo. Estaría bien querernos un poco más, lo digo a veces, cuando el ánimo decae, pero los intereses de cada cual son relativos y solamente rinden cuentas a personas que parecen buenas y su único fin es llevarnos al desespero. ¿Qué ganan? Arrinconemos a esos seres rastreros y empecemos por defender la familia. Si defendemos la familia, defenderemos a toda la sociedad, y la patria chica y la patria grande. ¡La patria somos todos, estúpidos, es el mundo, no hay fronteras!. Caminemos juntos sin llegar a querernos, porque la Constitución, en tiempos de parafernalias políticas, no obliga a querernos, sino a respetarnos. La cultura se explicó y hay motivos para esforzarnos en huir del pasado por el daño que nos hicimos, pero solo conseguiremos dejarlo atrás aportando cosas positivas... "Proclamo en voz alta la libertad de pensamiento y muera el que no piense como yo". (Voltaire). Gracias.
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