Una de las fuerzas más poderosas al alcance del humano ser, es el entusiasmo. El entusiasmo inyecta creatividad y mueve el ánimo en situaciones complicadas. Las personas entusiastas generan expectativas vigorosas y nos llenan de vitalidad. El entusiasmo es síntoma infalible de triunfo y marca el destino soñado en la agenda de las victorias a cada paso. En la carrera de la vida, el entusiasmo, inspiración divina, es el impulso que paraliza el miedo en la línea de salida... Me viene a la cabeza (qué recuerdos), cómo a pesar de mis explicaciones, un amor de juventud venido a más o menos, o abiertamente a menos, no logra entender que el partido político de reminiscencias marxistas que lidera, le pese como una lápida. ("Si quieres que te devuelva la palabra, que espabile un sueño cobarde, no hagas como por aquel entonces, no tires la toalla, sal al camino con ánimo conciliador fortaleciendo las mejores intenciones, defendiendo los valores fundamentales, reeducándote en el diálogo y en el respeto a los demás. ¡Y la familia, joder. La familia, y los hijos primero!. Te devolveré la palabra y volverás a ser musa de la santa poesía. No estarás sola... la promesa"). Y el Serrat canta: "Cada quien muere a su modo. Y qué se le va a hacer, ha de haber gente pa' todo. Y la aristocracia del barrio, sentimentales y buenos, en el bar... le echan de menos". (Para llegar a final de mes en este país hay que morirse, y no cabe renunciar ni desertar: el asunto es serio y va para tragedia). Gracias.
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