En el Día Internacional para la Tolerancia debemos reflexionar sobre el respeto empezando por uno mismo. Precisamente este mes de noviembre que le da por no llover. Hay que joderse, tal parece que la tolerancia se rebeló contra el clima. Una condena clama por la tolerancia entre los pueblos, las razas, las religiones, las ideas, el pensar diferente. Ser tolerante para saber qué de bueno tiene la fraternidad. Como padres, debemos educar a nuestros hijos en clave tolerante. La familia nace del respeto mutuo. Aceptemos llevar la diversidad en las alforjas. No somos una sociedad tolerante, somos exclusivistas. La tolerancia se ahoga en tiempos anárquicos. De la tolerancia depende que la humanidad pueda subsistir -y no exagero-; uno de los grandes valores fundamentales. ¿Acaso se ha roto el espejo de los abrazos, el orgullo humanitario, la indulgencia de los padres? ¿Acaso ya comenzó la carrera del "yo"? A pesar de una sonrisa, a pesar de una brisa en reposo, a pesar del día de grandes manos abiertas. A pesar de este mes de noviembre seco. A pesar de todo, maltratada la utopía, despedazada la esperanza, fracturada la plegaria. ¿Qué injuria? Uno considera el odio bestia incendiaria, trastorno de una sociedad lenta en reaccionar. Una sociedad dormida. Noviembre es un mes intolerante que desciende sobre la ladera de una montaña que no se dejó alcanzar la cima. Y debajo está la sombra, y está la noche. Y está yaciente el hombre y la mujer intolerante. Gracias.
No se que decirte me gusta lo que has escrito pero en realidd creo que me he cansado de los blogs llevo el mio por 14 años de risas y amor
ResponderEliminarabrazo
Te diría que un estado de ánimo delicado me está agotando y me cuesta escribir. Me cansa, pero no me aburre. Te agradezco mucho que de cuando en vez te pases. Beso.
ResponderEliminarSalud.