lunes, 27 de noviembre de 2023

Duele la cabeza.

Las apariencias han llevado la metástasis al alma del pueblo, y ya los trajes de fallera son necesidad y la necesidad hambre, pero no de justicia, sino de oscurecer el ánimo. Duele la cabeza. Sin salud mental no son tiempos para que duela la cabeza, son tiempos de manicomio y muerte en espera de una cita con la dama que no me deja ir. El maligno pasea con mesura por las calles del pueblo esperando su oportunidad y se esparce como fuego entre quienes compran fascinación, y mientras, el llanto silente se escurre por las alcantarillas. ¿Quién se atrevió a darle la espalda a los que siempre pierden? ¿Quién dirá al endiosamiento no te compro a ningún precio? Dimos todo el poder a los politiqueros y no les pedimos responsabilidades. En campaña electoral les declaramos más amor que a la Magdalena. Sin trasparencia y buen gobierno cumplimos con nuestras obligaciones ciudadanas por cada vez menos a cambio (de salud en general bien, pero dense prisa). O suficiente, para ellos sí, porque siempre hay unas próximas elecciones que ganar para lavarse las manos. Vivimos una pesadilla sin despertador. Sin ideales, sin oír y sin hablar, solo por un salario, no hay avances reales. Las formas, las de quienes ganaron en las urnas, pero además, y sobre todo, remediando las necesidades de los más necesitados. Y la salud mental (recuérdenme). Gracias.

4 comentarios:

  1. ufff no se ve bien ese panorama
    mucho animo, y que siempre se puede más
    saludos!

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  2. Es un necesario desahogo. Carlos. Gracias.

    Salud.

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  3. Los políticos son lo más bajo en la escala social por mucho que ellos quieran estar siempre en la cima.

    Cuida esa cabeza, no te pongas loco.


    Un beso

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