Conocí a una mujer, qué mujer, todo lo decía con los ojos. No era muda, quien la conoció asegura que hablaba, pero yo me conformaba con sus ojos decidores. Un día, al doblar la esquina nos encontramos y sus ojos decidores se explicaron como el Sabina: "Yo no quiero contigo ni sin ti". No se atrevió con su inconsciente y sus días fueron un no atreverse... Sin venir el asunto al caso... "ni contigo ni sin ti". (Quizá no sabes que la historia se repite una vez como farsa y otra como tragedia). La llegué a querer de verdad, a pesar de que solo me dejó conocerla por fuera. Toda ella merecía la pena, aunque fuera como castigo. Imagino que la mente procesa la palabra y la mirada de manera diferente. No la volví a ver, dicen que deambula en la noche desvelada de luna llena. La quise, le ofrecí mil besos y un abrazo y dijo no. Ahora, si se presenta la ocasión seré yo el que diga no o no sé. Sabe que sé (y por qué bajas un peldaño), pero diré no. (En un mar, y en una costa lejana donde el amor dice adiós a los enamorados sin decir adiós... Un día de estos, si te atreves con tu inconsciente, diré sí o sí). Gracias.
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