Tengo escrito que "yo, soy yo". Y he llegado a la conclusión de que "yo, no soy yo", y que mi "yo" inconsciente, miente, y me perjudica. Soy mejor de lo que aparento. Soy el que escribe cada día y me conozco mejor y aprendí porque leo el día antes de escribirlo. Aprendí que tan malo es escribir un mal día como escribir nada. Que las heridas cicatrizan solas cuando dejas el pasado tóxico atrás sin más comentarios. (Nadie me retratará con la cara de los bautizos para que sepulte sus miedos, no hay miedos que valgan una lágrima). También aprendí a ser lo que quiero con lo que tengo sin aspirar a más. El origen de mis incertidumbres es una paranoia. Cuán imberbe fui por mantener mil batallas en la línea fina de la locura. Eugenio me lo explicó, pero no lo entendí, o se murió antes de explicármelo. En todo caso, me siento preparado para aceptar mi porvenir si al fin decide venir. Confieso no vivir el presente ni haber vivido el pasado. Y mi salud requiere frío y mi instinto me envía más calor. Ojalá que la lástima nunca llame a mi puerta. (Hoy, si me ven, traten de evitarme, no es el mejor día para mí). Gracias.
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