domingo, 28 de agosto de 2022

No he muerto.

Es domingo de ir a misa y cantar la verdad al Señor. "Quien conoce los vientos, también reconoce los tiempos". (Job 12:9).

Los vientos traen fuego y los tiempos los cronometra el maligno y no el Señor. Un verano con olas de calor tórrido. España arde y las familias están ahí, en las colas del hambre y las filas del paro. "Quien siembra vientos, cosecha tempestades". Lo demás depende de la fe, incluso el equilibrio del ecosistema. Demasiado para un único Dios, un domingo desahuciado de la vida y el amor. A los hombres y mujeres de este país les ha tocado vivir crisis financieras, guerras, pandemias en los últimos años y han perdido la fe y la fuerza para esta lucha diaria de penurias. Ni siquiera para pecar por amor. Disculpen, acabo de llegar y me estoy yendo: necesito dormir para seguir muriendo. Iré en busca de los versos del poeta, Federico García Lorca: "Quiero dormir un rato, un rato, un minuto, un siglo, pero que todos sepan que no he muerto, que hay un establo de oro en mis labios, que soy el pequeño amigo del viento Oeste, que soy la sombra inmensa de mis lágrimas". (Habito aquí). Gracias.

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