La enfermedad, la impotencia, el sufrimiento tienen un precio y aumenta el coste de acuerdo a quien lo paga y sube de valor dependiendo la causa. La enfermedad es una lotería. Con la impotencia algo siempre se puede hacer. El sufrimiento lo hago mío y quienes lo provocan, gente resentida, sea quien sea, lo acabarán pagando. "El que a hierro mata, a hierro muere". Me viene a la cabeza... Acertijo no es: Quienes me conocen no me conocieron y quien me conoció no me conoce (la mayoría ni sabe que existo). Hay quien me quiere después de odiarme y aún no sabe por qué me odió, pero me quiere. Los que no me conocen ni odio, pero me odian, les dicen que me odien y me odian. Probes. La enfermedad, la impotencia, el sufrimiento de quien me quiere después de odiarme me duele porque yo también la quiero. (Y hablo de política para decir que los nuestros ya han dispuesto su sepultura). De joven, por mi cara de pocos amigos, se creía que hacía lápidas de muertos, y no pasé de lapidario, el que hace inscripciones lapidarias... (El epitafio corre de mi cuenta: "Lo mejor siempre está por llegar"). Gracias.
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