Hay amores que salen a campo abierto en busca de respuestas. Son amores que se cuentan por penas. Imagino que es un desahogo de alguien que confiesa su amor a Santiago el Santo. Le digo amor en bandolera porque después de confesar su amor vuelve. Vuelve con la bandolera impregnada de una fina lluvia. Esa lluvia parece que no cala pero cala. En Asturias lo llamamos orbayu y en Galicia, como son más finos, orbayo. Una confesión de amor si no la valida Santiago el Santo, parece que se tiene que enfatizar para que no quede ningún género de dudas: "Te quiero mucho, aunque no me creas". Tal como si amaramos todos los días a uno cualquiera. Un poeta advierte que el amor nunca es, ni se da como causa perdida. El amor es amor. Aunque a veces la vida nos pone a prueba y se dan circunstancias que nos llevan a pensar que hay amores en los que se aloja un cinismo de gesto chulesco con palabras que hieren el alma. Pero el amor sigue amando. Un sabio acierta y se equivoca muchas veces. Un enamorado nunca, porque es generoso, egoísta, alegre, triste, y dueño de su amor. Gracias.
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