Tengo cansada el alma de esperarte, de darle tiempo al tiempo, de que rompas tu silencio y me digas qué tanto amor... Si es amor lo que sientes. La vida no mira atrás. Tengo cansada el alma y ya no quiero esperarte más. El tiempo es tuyo y lo que tengas que decirme también. Mía sola es la espera y no tengo una amiga que me dé buenos consejos. Pero tengo cansada el alma y me pesa demasiado para seguir esperando: no me quedan fuerzas. Calculaste bien el tiempo, pero no calculaste que llevo demasiados años siendo más viejo que tú. Eso no lo calculaste, y ahora me siento muy pequeño para hacer frente a nuestros intereses. Puedo escribir canciones al alba, pero ya no puedo ayudarnos, ni quiero que me ayudes. Mantuvimos una lucha callada en la que lloramos lágrimas encubiertas. La lucha que mantuvimos era tuya y era mía, y no nos podíamos vender ni comprar, como la verdadera amistad. Y fuimos desojando una margarita hasta dejarla sin pétalos... Tú no quisiste romper tu silencio. Yo quise recordar mis olvidos, pero no recordaba tu nombre... (Nos hemos hecho mucho daño). Gracias.
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