La casualidad de ayer, como un miércoles dispuesto a acompañarte con una metáfora en busca de amor, no fue casualidad.
Cada día leo menos periódicos para no enojarme. Las noticias de las primeras son más tristes que las de obituarios. Uno no sabe dónde buscar una verdad capaz de sonreír mientras la inflación sube. La poesía no se explica y las noticias que llegan son tristes de morir, como la del "Medusa", en Cullera. Como cuando dona murió y me dejó solo y sin consuelo. La ministra de la inflación, afirma que la inflación (tan redundante como la pobreza y la enfermedad) bajará en otoño y con paciencia, la cesta de la compra... Perdón, vuelvo a trabucarme, quiero decir que llegará el otoño, y si seguimos vivos, la inflación tal vez baje, pero la cesta de la compra no. Aunque eso ustedes ya lo sabían. Y la ministra del trabajo indefinido quiere subir el SMI un poco antes de fin de año. Un poco no es mucho, pero como decía mi güela "a peseta anda la vaca y la peseta falta". Les presentaría a mi güela, pero murió. Mientras escribo el de soslayo de hoy encuentro noticias extraordinarias que sirven para evidenciar lo poco que somos. (Por cierto, amor, si abandonas tus ideales y huyes, no te lleves tu risa y mi mirada). Gracias.
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