martes, 8 de marzo de 2022

Vivo.

"Se está solo en una casa. No fuera, sino dentro. En el jardín hay pájaros, gatos. Pero, también, en una ocasión, una ardilla, un hurón. En un jardín no se está solo, pero en una casa se está tan solo que a veces se está perdido". (Marguerite Duras).

Yo estoy solo en casa. O eso creo. De un tiempo a esta parte la fe ocupa cierto compromiso en mis días, y a pesar de saber que me cuesta lágrimas de sangre creer en los demás, no dudo, por amor, intimar. No tengo jardín, pero tengo Les Seniaes, el paraíso del azahar donde todo comenzó, donde solo se juntan las vidas paralelas; un milagro para creer. En casa solo no estoy, pero en realidad me siento solo y de cuando en vez perdido. Escribo el día que me gusta vivir y me agrada saber que mi presente y mi futuro depende exclusivamente de mí. También escribo el día para atizar la modorra de quien me lee. Creo, y regreso a la fe, que el día que escribo no lo vivo solo. En este ahora alguien me lee y ha decidido compartir mis días. (Es obvio que vivo una irrealidad, o precisamente porque vivo una irrealidad, vivo. Fantasmagóricamente y real, vivo). Gracias.

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