Ayer, yendo a comprar pan, me encontré con un viejo conocido. No hablo de Eugenio, Eugenio era viejo amigo, y sabio; solo tienen en común que los dos están muertos. Me explico: Es muy del pueblo de Patricia, para quitarse el "muerto" de encima, decirle: "Ja parlarem". Ese "muerto" era yo y podía ser cualquiera. A un viejo conocido no le interesaba contrastar opiniones; ver la misma cosa de otra manera... Probe. Ni imagina lo que se aprende simplemente con escuchar lo que cualquiera tiene qué decir si le dejan. Y como viene el pan bajo el brazo con un recuerdo, hablo de política, y los nuestros los peores. Habrá un día que yo... No, yo no volveré a ser tan viejo como fui. Al paso de los años, es tanta la pena que aún me da, que hoy, en misa, me obligué a ir en busca del Libro Eclesiastés 3:1. "Hay tiempo para todo". Lo explica para los que tienen miedo, para los que creen que solo ellos conocen la verdad. Y 3:2. "Todo tiene su momento oportuno; hay un tiempo para todo lo que se hace bajo el cielo: un tiempo para nacer, un tiempo para amar, un tiempo para morir y un tiempo para estar de luto. Gracias.
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