A la amiga, gracias, porque me honra por considerarme su amigo. Y a ella, la niña que fue. Ella. Bella niña hecha mujer, ay, no tengo palabras. La vi hermosa en una fotografía que me envió su madre por wasap. Si me quitara cincuenta años más o menos del cuerpo iría de copas con ella, con Álex, para qué tanto misterio. Con la amiga, su madre; con su madre no, sería demasiado mayor y le entraría el sueño. Además, qué pintaría una madre entre dos quinceañeros enamorados. El amor es exclusivista. A una niña hecha mujer, años atrás, le dije que no me olvidara. El tiempo pasó y el camino se bifurcó y no nos volvimos a encontrar. Ella no sé; tantos años: Te quiero, Alexia. A veces ocurren cosas que no tienen explicación. A veces ocurren cosas que nunca debieran ocurrir. Su madre y yo siempre fuimos amigos, pero ella, Álex, bella niña hecha mujer... "Álex, quiere ir". Ir o volver. Vendrán las dos, madre e hija, y juntos evocaremos reminiscencias del pasado en Les Seniaes, donde el tiempo pasa lento lento lento y veinte años, como el tango de Gardel, no es nada, pero marcan el retorno. Gracias.
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