"Las mentiras, hijo mío, se conocen en seguida, porque las hay de dos clases: las mentiras que tienen las piernas cortas, y las que tienen la nariz larga. Las tuyas, por lo visto, son de las que tienen la nariz larga. El hada madrina a Pinocho". ("Las aventuras de Pinocho", de Carlo Collodi). Las mentiras de Pinocho como las nuestras, se conocen en seguida. Son mentiras que ocultan la verdad con fines inconfesables y afirman haber engañado al amor. Son mentiras que se mienten a sí mismas. Ya se han colegiado y es una profesión de éxito y tienen un sobresaliente número de hipócritas que se sienten felices si les mienten mientras oigan lo que desean oír. Ejemplo: si a una persona le dicen la verdad, pero va en contra de sus intereses, aunque vaya a favor de sus principios, valores, o, en fin, si no es lo que quiere oír, prefiere la mentira a la verdad. (No existe mayor traición que la del amigo en busca de la verdad que no admite excusas sobre decisiones ya tomadas ni retardos. Hay cosas que no están claras y no se puede llegar y besar los pies al santo. Las cosas se hacen bien o no se hacen). Gracias.
Hola
ResponderEliminarCompletamente de acuerdo.
La verdad por delante siempre; aunque duela al amigo. Con tino, como consejo o de critica constructiva; pero no mentir para caer bien.
Yo prefiero aquello que un amig@ me diga una verdad que me duela a una mentira para caerme bien que a la larga será descubierta la mentira.
Saludos.
Desde luego, la verdad aunque duela. La mentira corroe por dentro. Gracias, Carlos.
ResponderEliminarSalud.