Ayer, en el informativo de la radio, oí: "Los días tienen pocas horas". Y sin pedirle cuantas a nadie fui a Les Seniaes a llorar. Y en un recodo me detuve y pregunté, pero estaba solo y regresé por mis pasos con la intención de saber más y calmar mi ansiedad. Y pinché en el informativo tardío y, a Javier del Pino, porque era domingo y el programa de radio "A vivir que son dos días". (Cadena SER). "Los días tienen pocas horas porque es invierno". Los días tienen pocas horas (de luz, las horas son las mismas). Nos faltan luces y nos sobran sombras. Al paso de los años aparece la experiencia que imprime carácter y adquieres el sentimiento de saber todas las respuestas y ancha es Castilla. Ni explicación ni carácter para hacer frente, con la cara que te llevan los demonios, a quien te hace daño. Con ese carácter, primo hermano de la mala hostia, se nace. O se aprende si te enseñan y empoderan. La experiencia no imprime ese carácter. (Amor que a escondidas he de verte, la puerta del precipicio permanece abierta y se identifica con dos nombres. Uno el mío y el otro... No te expongas, recuerda). Gracias.
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