Pedro: "No entiendo que alguien pueda divertirse perdiendo el sentido encharcando las neuronas en alcohol, y menos si ese alguien es joven y su cerebro es una esponja necesitada de conocimientos de todo tipo sin rendición. Tampoco me cabe en la cabeza que se gaste el tiempo libre en hacerlo prisionero en actividades que te anulan al poco rato de estimularte". (Tino Pertierra). Yo tampoco lo entiendo y lo hacía. Sí, yo encharqué mis neuronas en alcohol y ahora es mirarme o comprobar mi historial médico para saber que si era otra vida, y la era, no supe matar tanto dolor. Solo y escaso de todo, ahogar las penas en alcohol no me hizo sentir libre. Pasaron los años y sigo estando o sintiéndome solo, pero aprendí la lección. Le dije adiós a todo y confié en el poder sanador de la palabra. Tino, ni imaginas el cambio que produjiste en mí. No lograste enseñarme a escribir, lo contrario sería mentir: "la sintaxis", pero me enseñaste a creer en la literatura y, de ahí a la poesía, un verso. A veces pienso que me diste la vida, y otras veces que también. Tino: "Tú escribe, y déjame en paz". ¡Qué carácter!. Gracias.
No hay comentarios:
Publicar un comentario