miércoles, 4 de marzo de 2020

Volvemos a lo de siempre.

Los aduladores, y no consulté el diccionario de la RAE, son esos que, con la cara de los bautizos, dan besos y abrazos. Son los amores eternos que cantan al son de sus intereses mejor que los Niños Cantores de Viena. Y les cuento: A Les Seniaes llegan vientos del norte. Son vientos huracanados de mucho ruido: hay elecciones y se oyen insultos y desprecios y tú más.

¿Qué no haría un padre y una madre en paro para llegar a fin de mes? Cuanto menos adular a los políticos. ¿Qué no harían los políticos por un puñado de votos? Cuanto menos ofrecer contratos basura en "su" administración. Son gallegos y vascos los que salen a la calle a conquistar la gobernanza de sus comunidades autónomas. Yo nací en el Norte y vivo en el Este, y al correr de los años, nada ha cambiado. Créanme, esta vida es tan patética como parece, recuerden que hablo de política, que nada ha cambiado. Los votantes votan a quienes tienen más posibilidades de ganar las elecciones teniendo en cuenta los sondeos demoscópicos. Y los políticos, omniscientes y con buen tipo, y mientras tienen la llave del erario no encuentran obstáculos para lucirse. ¿Entendieron bien? Sin proyecto de idoneidad, si por el bien común, si las cuentas claras, ay, si los votantes fuéramos como la muerte con guadaña que no deja cabeza sobre los hombros... Las leyes no dan conocimiento se cumplen. Los libros sí, además dan sabiduría que es más para afrontar el día. (Si ustedes quieren mañana hablamos de mi suegra. No es que se presente a las elecciones, es que al hablar de omnisciencia y buen tipo me vino a la cabeza). Gracias.

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