Hoy me levanté de buena madrugada y me adentré en Les Seniaes, disparé la imaginación y al doblar un recodo del camino sucedió lo que nunca sucedió (quedé estupefaciente): entró un mar y en la cresta de una ola había medio día por escribir. Si un día escaso de imaginación cierro los ojos enseguida mi mente absurda me inunda de alegría para escribir a pesar de las injusticias y la poca vergüenza. Pero lo de hoy... Pienso qué pérdida de tiempo escribir medios días habiendo días enteros... Si escribo lo que pienso antes lo contrasto con una universidad extranjera: yo no escribo chismes de lavadero. Lo dijo Mario Benedetti: "el vicediós siempre es ateo". Y yo digo que Dios también es ateo porque todos los días son parte del problema y no de la solución. Un día amanece feliz y un ánimo alicaído lo ataranta... No hay problema, día a la papelera, siempre habrá un libro que descubra el vacío que deja un día que no se deja escribir por un ánimo alicaído. (No daré pistas para que no se de por aludida y la vuelva a liar parda como todos sus días: sin principios ni ideología, sin recordar de dónde viene, apuesto por el conocimiento para no llamarlo ignorancia, aunque creo que sus días ya no tienen recorrido ni ella salvación). Gracias.
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