¿Por qué esperaste tanto para irte? ¿Por qué no te fuiste antes? ¿Por qué ahora? ¿Y entonces? No, esto no puede ser una despedida. Esto tiene que ser otra cosa. Demasiadas preguntas para una persona torpe de entendederas y pocas ganas. Te salvaría que te hubieras ido antes para que fuera creíble. Ahora parece que te han echado. Me había desenganchando de ti y cuando más feliz me encontraba un tío tuyo me invitó a café y me dijo que cuanto te fuiste llevaste mi nombre pegado en los labios. En un llenado de preguntas, lo que sería una tragedia es que te hubieras quedado. Si algo te faltó, en un ejercicio de sinceridad ante tus aduladores, fue cortar por lo sano. Eres optimista y eso es bueno, pero te falta confianza en ti misma.
Como ayer, sin disimulos, elijo la indiferencia para decirte adiós. Si alguna duda te desvela recuerda que facebook nunca te defraudó. Un libro tampoco te defraudaría y es mejor. En fin, siempre tendrás al Sabina recordándote que por "El bulevar de los sueños rotos pasan de largo los terremotos". (Lástima del tiempo que perdí imaginándote idónea para el cargo). Gracias.
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