sábado, 1 de febrero de 2020

El Santander y yo. Y Violeta.

El Santander y yo.

Esperaba impaciente la cuenta de resultados de los usureros y el primero fue el Santander, y en 2019 ganó 6.515 millones de euros. Y subió su cotización en bolsa y bajó la morosidad y se expandió por otros países y yo soy más feliz que siempre.

Y Violeta.

Se llama Violeta y es mi asesora financiera. Tengo un usurero favorito en mi vida porque de lo contrario la tesorería general de la seguridad social no me pagaría la pensión y si no me paga la pensión no como y eso sí que no me lo puedo permitir, pero además, y confieso que no lo sabía, tengo una asesora financiera de nombre Violeta. Pues bien, Violeta me llamó por mi línea de telefonía privada para notificarme que, por ser yo, me ofrece la oferta financiera de mi vida. Y qué suerte la mía. Con calma, y después de explicarle que torpe de entendederas mejor sería que me enviara un "emilio" con la oferta, dijo sí y echo cuentas y la oferta es ideal para mi cuerpo. Por ser yo me ofrece ser fallera mayor del pueblo de Patricia sin ser hija de padre, y me presta el dinero para el traje de fallera con un porciento de interés a la medida de mi endiosamiento y su usura. 

A Violeta, mi asesora financiera, que Dios le conserve el gracejo y la salud, pero mi usurero favorito merece un escarmiento por parte del gobierno del Estado que permite que me siga timando a la vez que manifiesta su arrogancia. La tragedia pasa porque los más necesitados garantizan su impunidad. Los usureros tienen una deuda contraída con la ciudadanía desde su rescate financiero y aún se permiten roernos la conciencia. Si el repudio es más fuerte que la lealtad simular integridad por medio del engaño debiera estar penado por la ley y su justicia. La usura de los usureros y la tibieza del gobierno del Estado. La ciudadanía ya no comulga con ruedas de molino y no consiente que ofendan más su inteligencia... Tomen nota. Gracias.

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