Cuando juego a fútbol con Ian, siempre gana, y no es tanto porque no sea capaz de meterle un gol, es porque si no para la pelota, la pelota pega en el poste. Le pregunto a Patricia si cree posible que un día le gane al fútbol o a otro juego y no, me dice que no me haga y ilusiones porque no. Vivo la edad de la autoestima, la sabiduría y los consejos, lo digo a veces y es verdad, y a pesar de todo, no soy capaz de ganar a Ian a algo que no sea perder a todo. Aún sabiendo que a veces uno no sabe lo que gana hasta que lo pierde. Claro que no, yo no soy de meter el dedo en la llaga, yo soy de cantar las verdades a la cara y dejarme perder por Ian, y si digo Ian, digo Enol y Diego. En estos maravillosos años que vivo, ay, me dejo engañar por mis nietos. Y por quien se engaña a sí misma, y si por mí fuera incluso, la dejaría vivir la vida de la adolescencia cuando nos pasábamos notitas de "megustas" por debajo del pupitre, ¿recuerdan? Que por otra parte, no se diferencia mucho de su vida de ahora. Y entonces, hago mía una de las sentencias favoritas de Ian: "Cuando seas niño como yo ganarás". Gracias.
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