lunes, 17 de febrero de 2020

Enojarse es fácil.

Mi esposa dice que cuando sea viejo, con mi carácter, ni los mejores besos me salvarán. Mi esposa se imagina que cuando sea viejo, más viejo, no seré capaz de pulir mi carácter, y menos purificarlo y elevarlo a los altares con la María y su poesía. 

Qué poco aún me conoce mi esposa. Mi mente absurda es lo justo para no dar en loco y se identifica con Jesús el Cristo y con la mirada de aquellos ojos negro azabache que no he vuelto a ver, a pesar de prometer no morir sin tener algo con ella. De viejo aprendo lo que sea menester para que esos chistes ofensivos de viejos no tengan nada que ver conmigo. A la vez que aprende Ian, Enol y Diego, aprendo yo. El carácter de otros no es el mío, el mío se dobla ante el amor de una musa que me inspiró hasta el día que de musa pasó a ser poesía. No dormitaré en el sitio donde una mujer insufla ruido a la vecindad y para mayor desconsuelo se hace portavoz de sus sueños. ¿Qué más tiene que ocurrir para que los sueños que nacen de la boca nazcan del corazón? Una mujer entra cada día en de soslayo y no aprende. Los creyentes tienen que participar en el tótum revolútum de la política y fiscalizar el gobierno que merece el pueblo. Por el pueblo y para el pueblo. "Enojarse es fácil, pero enojarse en la magnitud adecuada, con la persona adecuada y en el momento adecuado eso es cosa de sabios". (Aristóteles). Si no indagamos a quienes gobiernan, ni siquiera desde la oposición, le estamos dejando el campo de acción a los incompetentes, a los que no saben ni aprenden para que sigan... (María Auxiliadora dame un beso fue ayer). Gracias.

No hay comentarios:

Publicar un comentario