Ayer, al doblar la esquina volví a tropezar con la maldita farola y en la conmoción creí haber tropezado con tu cariño y quise quedarme pegado a ti para siempre... Agradecido una vez más de mi esposa que, como la María, siempre me acompaña, al verme de aquellas trazas llamó de urgencia a la ambulancia y ahora, en el hospital y por las malas, me están arrancando tu cariño... Amor, sigo pegado a ti. (Quien lee en de soslayo el día que pagaría por vivir, torpe de entendederas... Ojalá el ruido fallero calle y escuche "La canción desesperada", de Pablo Neruda: "Hice retroceder la muralla de sombra, anduve más allá del deseo y el acto pero tú te ceñiste al dolor, te agarraste al deseo y te tumbó la tristeza. Todo en ti fue naufragio"). Gracias.
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