Cuando uno no quiere, nada está al alcance de la mano; cuando uno no quiere, todo es imposible. Cuando uno no quiere no quiere y no hay más qué hablar, o sea, hemos terminado. Pero a mí se me antoja que no he terminado, y no pienso permitir que alguien cercano decida no querer porque de otra manera, una relación de amor, como la que alguien que quiere tendría no la tendría. Y no la tendría, además, porque de tanto no querer, se olvidaría lo que sabía para amar cuando amó. Que es querer. Aunque según qué casos, y para que de viejo no falte un consejo y la tragedia no vaya a más, el amor y el odio que salieron de la mano por San Valentín con besos de postureo, es el mayor enemigo. Sigan mi consejo: este pasteleo ofende y lo de ganar siempre se lo están empezando a creer y será cuando la tragedia vaya a más y las palabras se conviertan en lágrimas de cocodrilo. El amor no llega a todos, pero si en un descuido llega, huye porque no todos saben conjugar el verbo amar. El amor es la verdad y la verdad el fin del camino. Caminante. El amor es convicción o sencillamente querer. Gracias.
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