martes, 11 de febrero de 2020

Pandemonio.

La historia se escribe según los intereses de quien la escribe. Se reescribe, porque la historia está escrita y la tinta seca. Y el ruido no se va de mi cabeza. Yo no diseñé el amor que ahora transita por mi vida, no atraviesa fronteras; me desconcierta el amor actual de mi vida. Después de haber amado tanto, el ruido se ha apoderado de mí y ya no concibo el amor sin ruido. "Este adiós no maquilla un hasta luego, este nunca no esconde un ojalá. Este ciego no mira para atrás". (Joaquín Sabina).

Ayer me ofrecieron una propuesta de futuro y gracias que estaba sentado. De viejo, no imaginé que en un banco del parque me pudieran ofrecer una propuesta de futuro que nunca consideré. Quiero decir que hubo un tiempo en otra vida que la tuve en mis manos y dije no. Y sin embargo... Allí estaba la propuesta de futuro que me ofrecieron y volví a creer en mí, y recordé mis gestas en un país esclavo y sin libertades, indiferente, solitario y triste. Eran otros tiempos, y a pesar de que los tiempos de ahora no difieren demasiado de aquellos, estos tiempos son libres. Y no es poco. Pero el ruido es el de siempre. Ruido y confusión. Dejado en mis expectativas de futuro, como Rajoy, no dije sí ni dije no, solo pregunté: ¿Qué daño os hice? Quizá ya ocurrió y tenga que escribir el día que fue testigo de mi decisión y su desenlace. Empezaré escribiendo el guion. Gracias.

No hay comentarios:

Publicar un comentario