sábado, 8 de febrero de 2020

Las culpas de otros.

Ayer fui al mercado y vi a quien nunca imaginé ver comprando disculpas. Porque hablo de política, fue una de mis mayores decepciones. La duda asoma cuando alguien echa una promesa a andar y luego lo ves comprando disculpas en el mercado de los viernes. La duda es la sombra en el camino, el punto donde el parentesco siente miedo cuando la conciencia da parte de decisiones tomadas incorrectamente a sabiendas (lo sabías). La duda es la disculpa, y la disculpa es la duda que anhela volver atrás en el tiempo en busca de una promesa y borrarla del orden del día. Qué lástima. Después de haber encontrado la espada de Damocles rendirse a las apariencias y al qué dirán. Cuando la espada de Damocles pendía sobre la cabeza de quien debiera pender para sacar a relucir prevaricaciones y cohechos y estropicios y etcéteras. Después de tener tan cerca la victoria de nuevo esperar a que David encuentre en el camino una piedra y no tenga disculpas para derribar a Goliat. No veo en nadie de los que di mi confianza lo que me gustaría ver... ¿Por qué insistir en vivir de las apariencias y el qué dirán? Mi vida es el día que escribo y está lleno de paradojas, pero no pienso hacerme el haraquiri por las culpas de otros. Gracias.

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